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martes, 22 de diciembre de 2015

Diciembre en COPENHAGUE.

Tres horas tardó en recorrer la distancia entre Madrid y Copenhague una conocida aerolínea low coast.
Bajamos con las piernas entumecidas hacia la terminal de Kastrup (CPH) a 8 km de la capital danesa. Tras cambiar dinero tomamos el autobús amarillo de la línea A5 que enlaza el aeropuerto con la estación central de trenes. No hacía excesivo frío para estas fechas en Dinamarca, la prima rebelde de todas las tierras escandinavas debido a sus políticas más flexibles.
Las luces navideñas adornaban prácticamente todas las ventanas de las casas a nuestro paso, ténues luces amarillas iluminaban poco sus calles de la desde las lámparas colgadas con unos cables en mitad de las Avenidas. La luz de las velitas tintineaban en la mayoría de los escaparates..
Nos apeamos del autobús en la Estación Central, un crisol de culturas y países entraban y salían de la vieja estación.
Cruzamos la estación por su interior y observamos un frenético caminar en todas las direcciones, multitud de tiendas de 24 horas se disponían en su interior rodeadas de máquinas rojas expendedoras de billetes, únicos para todos los transportes.. metro, tren cercanías y bus.
Salimos a la calle Istedgade en el barrio de Vesterbro de dudosa reputación según las guías pero actualmente rehabilitado y es una de los barrios más genuinos y a la vez más cosmopolitas de la ciudad. Allí entre otros muchos se encontraba nuestro Hotel-Hostel dónde teníamos una habitación de diseño muy nórdico.
Dejamos las mochilas y nos fuimos a hacer el primer contacto con la ciudad, no tenía mucho hambre pero el olor a salchichas de multitud de puestos que se encontraban en el centro llamó nuestra atención.

Cruzamos el paso de cebra que separa la estación central del parque Tívoli mientras me limpiaba los restos de ketchup de la boca.
Una enorme fila para acceder al parque de atracciones ocupaba prácticamente toda la acera, rodeamos el parque por Vesterbrogade y junto con Hans Christian Andersen Boulevard, multitud de pantallas y neones iluminaban ese cruce. Uno de ellos simula un termómetro qué marca 9 grados, en frente se encuentra la plaza del Ayuntamiento. Lugar de encuentro, el imponente edificio es coronado por dos osos polares los cuales señalan que todavía hoy gröenlandia es parte de Dinamarca pese a su interés por su separación. También el Ayuntamiento posee una gran torre que es utilizada de referencia para orientarse desde todas las partes de la ciudad.
Continuamos por la calle Strøget de varios kilómetros de longitud, calle comercial por excelencia que cruza Højbro plads y desemboca en Kongens Nytorv con ambos mercadillos navideños. Caminamos buen rato por sus calles empedradas poco iluminadas que daban un aspecto de otro tiempo pasado sólo interrumpido por algún vehículo ocasional, algunas escaleras bajaban desde la acera a un piso inferior donde podían observarse por sus ventanas el interior de una bulliciosa taberna exquisitamente adornada con motivos navideños, un grupo de personas brindaban al calor de una chimenea.. otros pubs y restaurantes se encontraba no muy lejos de allí en las calles anexas al Ayuntamiento.
El viento comenzó a soplar frío acompañado de algunas gotas de lluvia, las calles se quedaban solitarias mientras volvíamos hacia nuestro hotel.
Al día siguiente desayunabamos relajadamente observando tras el enorme cristal de nuestra cafetería la llegada de multitud de viajeros a la estación.. Un niño de unos 4 años embutido en un mono de abrigo típico escandinavo corría divertido entre las piernas de sus padres, rubios de una tez excesivamente blanca presumiblemente de la parte norte del país o de otros vecinos como Noruega o Finlandia ya que Copenhague es un nudo de conexión entre todos ellos. La barba era un elemento común en muchas caras masculinas, Copenhague curiosamente es nombrada la ciudad más hipster de Europa.
A las 11 comenzó el free tour desde el punto de encuentro, la estatua del dragón situada en la plaza del Ayuntamiento. Nos dirigimos hacia Kongens Nytorv, allí se encuentra el Hotel d'Angleterre el más lujoso de la ciudad frecuentado por famosos y artistas, pocos días antes era vista la Reina Isabel segunda de Inglaterra accediendo a él. Este se levanta hacia la calle Nyhavn y el Teatro Real..hoy adornado con grandes figuras de osos polares vestidos de Reyes Magos desde el quicio de la primera planta. Frente a él se encontraban otro mercadillo tradicional dónde entre otras cosas se ofrecen Gløgg..un tradicional vino caliente condimentado con especias típicas danesas, bebida que recomiendo probar.. ( sabe mejor que huele).
Aprovechamos para comer y continuamos.. muy cerca se encuentra el punto más famoso y turístico de la ciudad. La calle Nyhavn, dónde una fila de casas de colores de antiguos mercaderes y pescadores a cada lado vigilan atentamente su canal de aguas casi transparentes. En ella se encuentran amarrados barcos-Faro de mucha utilidad en los países escandinavos para marcar la posición de grandes rocas de hielo que van desplazándose por el mar.. y algunos barcos-vivienda. También es el punto de partida de varios Tours en barco que transitan por los canales.



No lejos de allí se encuentra la casa del escritor Hans Christian Andersen autor de cuentos como La Sirenita,Patito Feo, El soldadito de plomo y otros muchos. Caminamos hasta salir al Palacio Real y sus jardines abiertos al público donde se dice que habitualmente puede verse a la Princesa heredera de Dinamarca Mary Elizabeth paseando mientras fuma, única debilidad que procesa tener esta australiana.. fuente de recelo entre algunos daneses.
Frente a ellos se observa el gran edificio de la Ópera, siguiendo por Larsen Plads y la línea del borde del mar hasta Churchill Parken, lugar dónde se encuentra las más famosa e internacional escultura danesa, la sirena más fotografiada del mundo..
Junto a ésta se encuentra la ciudadela o Castellet, rodeada de un canal, que fué y sigue siendo una fortaleza militar que puede ser visitada.

Miré el reloj, eran las 15:30 y ya empezaba a oscurecer. Sí, en esta época del año anochece a las 16 y es común la lluvia casi a diario.
Mientras recorríamos los jardines de la ciudadela observamos un viejo molino testigo mudo del pasado que todavía hoy funciona y que es puesto en marcha una vez al año. Una senda subía hacia una cumbre desde la que se podía admirar parte de la ciudad entrando en una penumbra a estas horas del mediodía.
Las luces artificiales comenzaban a encenderse en las calles y se reflejaban en el agua del canal. Lentamente dejamos la senda atrás y de nuevo nos sumergimos en las calles..



Mas tarde en Nørreport, una céntrica estación de metro tomamos la línea m2.. Copenhague dispone de dos líneas M1 y M2, además se está construyendo otra circular a largo plazo.. Nos dirigímos hacia Christianshavn, barrio creado en una isla por la que también se puede acceder por el puente Knippels, es el barrio más moderno a día de hoy, dispone de los restaurantes más caros y las viviendas mas lujosas de todo Copenhague. Pero lo que la hace más curiosa y la tercera atracción más visitada del país es..Christiania, internacionalmente conocida esta comunidad hippie, que hacía el año 1971 ocupó una base militar, dictaminó sus propias leyes y se suponen fuera del gobierno del país e incluso de la Unión Europea. No pagan impuestos ni cumplen las normas, de hecho ellos crean las suyas propias, están muy organizados y se autofinancian legal e ilegalmente.
No es aconsejado pero entramos bien entrada la noche, me sentía algo ansioso por conocer de primera mano lo que antes había escuchado en más de una ocasión tanto lo bueno como lo peligroso que podía ser ese lugar. El muro grafiteado de la antigua base nos indicaba el lugar exacto del comienzo del recinto, un pequeño hueco hacia la entrada en lo que en tiempo sería una puerta, pero esta no es la entrada principal. La oscuridad en el interior era casi completa solo iluminada por algunos fuegos aquí y allá, entramos por una calle semidesierta y silenciosa, solo se podía apreciar el ruido de las pisadas sobre el deteriorado asfalto cubierto con la lluvia del día anterior. La calle daba un semigiro a la derecha y allí había más movimiento, una persona cubierta con gorro y bufanda se apresuraba por llegar o salir de algún sitio en concreto, posiblemente presuntos compradores de sustancias ilegales que allí se vendían. No tardamos en encontrar unos pequeños y coloridos puestos con llamativos carteles luminosos, había cuatro puestos a cada lado de la calle y en el mismo punto. Uno de ellos tenía varios clientes manteniendo una conversación con su dispensador, en otro una chica pulsaba un timbre como el de un hotel y en ese instante salió un sujeto con la cara cubierta, unos grandes carteles advertían de la absoluta prohibición de no hacer fotos en todo el recinto.
Continuamos caminando entre una gran esplanada cubierta de viejas mesas, sillas, un gran comedor comunitario y un escenario dónde habitualmente se celebran conciertos. Un denso olor dulzón flotaba en el ambiente producido por cigarrillos que casi todo el mundo consumía, un grupo de personas se calentaban al calor de un fuego en el interior de un cubo metálico junto a una nave donde unas chicas fabricaban abalorios, adornos y souvenirs del propio Christiania. Me sorprendió la exquisitez y elegancia en el acabado de las piezas que allí se vendían mientras podías ver la zona donde se fabricaban in situ. Muy cerca se encontraba otra tienda-fábrica de bicicletas-caja. Las cuales se pueden observar en todo el mundo incluso en empresas de paquetería y que su derecho de patente se encuentra aquí, en Christiania.
Unos contenedores de barco hacían de improvisadas pero vistosas tiendas de ropa juvenil, nos dirigímos hacia el exterior sorprendidos por la absoluta organización de esta comunidad de unas 1000 personas. Comentando la  nula sensación de inseguridad que nosotros en concreto habíamos experimentado.. pasámos por debajo del cartel que nos informaba de nuestra vuelta a la Comunidad Europea y nos dirigímos hacia la parada de bus más próxima debido al frío y al viento que se había intensificado, muchas de las lineas de bus tienen su paso por el centro de la ciudad.
Llegamos a las puertas de Tívoli, el segundo parque de atracciones más antiguo de Europa, una experiencia que todo visitante de Copenhague debe experimentar aunque contradictoriamente no es muy turístico. Frecuentemente visitado por generaciones de Daneses, muy querido en la sociedad, miles de personas la visitan cada año y famoso por sus jardines..en Navidad es uno de sus mejores momentos para hacerlo, millones de bombillas de colores adornan todo el parque. Varios lagos repletos de peces de colores son frecuentemente recorridos por barquitos. Puestos de adornos navideños, de Gløgg, restaurantes..salpica el recinto. Sus atracciones de temática con aspecto antiguo estan modernizados en su actividad, un bonito paseo por las instalaciones pueden hacer una jornada inolvidable.




Más tarde decidimos ir a Streckers, un pub de la calle Strøget dónde hacen las peores hamburguesas del mundo pero con el mejor ambiente y dónde todas las noches hay concierto en vivo..un lujo poder disfrutar de una buena cerveza danesa especialmente producida para Navidad y acompañarla de buena música.

Al día siguiente un viento helador nos desplazó hasta el Castillo de Rosenborg, no muy lejos del centro de Copenhague, residencia veraniega de la Familia Real y el cuartel de la guardia real Danesa.
Un pequeño castillo de modestas habitaciones por su tamaño, daban una sensación de extraña calidez y bienestar que albergaba a sus visitantes. Algunas  de sus estancias muy bellas como la habitación de los espejos, las joyas de la corona, el salón del trono.. los ojos en algunos retratos de Christian IV, nos seguía con su mirada observando impasibles el paso del tiempo y a los visitantes que diariamente recorrían su hogar impunemente. Bajamos por la escalera de caracol en el interior de la torre hasta los jardines reales, parte de ellos pertenecientes a un céntrico parque de la ciudad


Nos quedaba poco tiempo en Copenhague y discutíamos los beneficios sociales qué hacen tan interesante y popular a Dinamarca. Sanidad gratuita, pagas del gobierno para todos los estudiantes emancipados, importantes ayudas económicas a Homless y más necesitados, programas especiales para los adictos a las drogas, beneficios laborales, como importante números de días libres por paternidad flexible para el padre/madre e importante número de días estivales y muchas otras..
Y como no todo es oro lo que reluce..aunque las retribuciones salariales son importantes, también los impuestos son uno de los más altos de la Unión Europea, los alquileres desorbitados y el coste de vida muy alto.
Una ciudad abierta al mundo pero qué va perdiendo a mí entender su esencia escandinava. Una ciudad adelantada a su tiempo. Existe un debate..los daneses.. algunos son abiertos otro reservados..Uno se los países más ecológicos, el 50% de la población es usuaria de la bicicleta y es una ciudad muy preparada para este transporte, aunque observo un problema y es que nadie había pensado en que hacer con las obsoletas bicicletas que ocupan como chatarra muchas de sus calles..
Al final lo que si importa es su calidad de vida, el bienestar y esas pequeñas cosas que hacen al Danés feliz y es que se declaran abiertamente el país mas feliz de Europa..