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martes, 10 de junio de 2014

VENECIA : Una ciudad dentro del agua.

Venecia es una ciudad que siempre me ha apetecido visitar, pero creo que debe hacerse acompañado de alguien importante para uno. Las personas que no hayan estado se preguntarán porqué no poder viajar uno solo. Sí se puede..con un "pero".. Es difícil de explicar.. Sumergida por el mar Adriático, fluye un ambiente de romanticismo especial que invita a enamorarse de esta ciudad...                                                                                          Sábado 16 de marzo 2013,  Llegamos al aeropuerto de Treviso, a 48 km de distancia de Venecia. Allí nos esperaba el autobús de la empresa ATVO, que por 10 euros la ida o 18 ida y vuelta, nos llevaría a Venecia. Tras una hora y cuarto comenzamos a cruzar el puente sobre el mar, único acceso por carretera. Hay que destacar que Venecia es un archipiélago de cientos de minúsculas islas. El autobús hace su parada en la piazzale di Roma, al lado se encuentra un gran parking similar al de un aeropuerto dónde se aparcan los vehículos privados. De ahora en adelante el transporte público será acuático. El sol nos dió la bienvenida, era intenso y se agradecía pero no duraría mucho. Tras recoger las mochilas, nos acercamos hacia las primeras casas y en ese momento tuvimos la primera visión del canal que aparecía entre nosotros, las casas de estilo veneciano, el traqueteo de las ruedas de las maletas por el suelo adoquinado lo llenaban todo. Mi primera impresión era la de un escenario, un parque temático..no sé..me impresionó gratamente.
Cruzamos un puente de madera y enseguida apareció la estación de trenes de Santa Lucía, accedimos para observar su interior, el último día cogeríamos aquí el tren hacia Milán. Cogímos el vaporetto frente a la estación sin haber adquirido antes el ticket, en todas las paradas no hay taquilla, pero se puede pagar en el mismo barco al operario. El ticket cuesta 6'50€, durante 60 minutos. Nos dimos cuenta de que no se pide el billete a la subida y fué la última vez que pagamos..con ello no quiero animar a nadie a que lo haga, y no esta bien hacerlo, pero hay dejo la posibilidad. Tras unas 5 paradas llegamos al puente del academia, dónde nos apeamos. Allí cerca teníamos nuestro hotel de estilo clásico veneciano del siglo XVII, verdaderamente curiosas las habitaciones.

Nos registramos y abandonamos nuestras mochilas, bajamos a la carrera y...sorpresa! habían bajado las temperaturas considerablemente y estaba lloviendo. Lluvia que ya no nos abandonaría la mayoría de los días, cruzamos el puente de la Academia y a través del Campo de San Stéfano nos dirigimos hacia San Marcos. Anochecía, el frío y la humedad se calaban en los huesos. Cruzamos la Plaza de San Marcos ya iluminada lucía todo su esplendor, el frío hizo que no parasemos a observarla detenidamente, la visitaríamos en más ocasiones. Salimos hacia el canal di San Marco, llegamos al puente de Paglia, lugar dónde se puede observar el famoso Puente de los Suspiros sobre el río di Palazzo. Su historia no es romántica como en un principio puede parecer, es un puente de acceso a los calabozos y mazmorras del Palacio Ducale, su nombre viene por los suspiros de los prisioneros que desde aquí veían por última vez el cielo y el mar.
Entramos a una de las muchas cafeterías queríamos calentarnos un poco y probar un capuccino. .Error! ..elegimos la zona más cara de Venecia, 6 euros y el café verdaderamente normalito tirando a regular..( si queréis probar un buen café de verdad) en la estación de tren de Santa Lucía. Nos perdimos por las callejuelas de San Marco, imaginabamos al mítico aventurero y conquistador Veneciano Giacomo Casanova transitandola. Cenamos en un pequeñito restaurante adornado muy cuidadosamente con velitas. Muy acogedor. Se puede comer y cenar muy bien en multitud de románticos restaurantes alrededor de Venecia, solo hay que encontrarlos. Al salir de nuevo llovía y nos dirigimos al hotel. Al día siguiente, tras desayunar cogimos el vaporetto hacia Rialto, el puente más famoso de Venecia. A esta altura las góndolas salpicaban en el Gran Canal. 80 euros el paseo durante el día, de noche algo más caro. También existe otra posibilidad de probar la experiencia de montar en góndola mucho más barato. En algunas determinados puntos del canal dónde no existe puente para cruzar, se pueden encontrar algunas góndolas que por pocos euros te cruza de un lado al otro, menos de un minuto pero suficiente para hacerse la foto de rigor.

El Puente de Rialto y aledaños tiene multitud de puestos de artesanía con cientos de cristales de Burano y máscaras venecianas, una de las que tienen mayor éxito curiosamente es la del doctor de la peste, fácil de identificar por la nariz en forma de pico. Puedes pasar toda una tarde paseando entre los puestos.
.Hay un paseo muy agradable desde el Puente de Rialto hasta finalizar en la Plaza de San Marcos..Comenzando en Merceríe, cruzando ante la iglesia de San Salvatore, campo de San Luca,  campo manín, Verona, Teatro la Fenice, campo de San Stéfano, San Maurizo y tras cruzar varias calles y canales más, llegamos a San Marco. La gente observaba La Torre dell'Orologio. La torre del reloj, donde se puede ver los signos del zodiaco y las fases de la luna y el sol. En su base se encuentra el León de San Marcos, también conocido como el reloj de los moros. El famoso Campanile, el Palacio Ducale y la Catedral de San Marcos.

San Marcos es la parte más baja de Venecia y es fácil que tras una copiosa lluvia o subida de la marea, se inunde la plaza. El cielo se tornaba rojo mientras desaparecía el sol y daba lugar a un frío intenso. Mientras observamos como comenzaban a desplegar unas especies de pasarelas, se preveían intensas lluvias para mañana. Efectivamente al día siguiente amanecía con lluvia, debía de llevar casi toda la noche y el nivel del agua de los canales había subido. Comenzaba a aparecer agua por las callejuelas y las pasarelas habían aparecido por todas partes. Los paraguas y las botas de agua eran los complementos del día, no queríamos cambiar nuestro plan y tras desayunar nos dirigimos con el vaporetto hacia el barrio de Cannaregio, cruzamos hacia el norte de la isla, en este lado arreciaba el viento.. Junto a Fondamente Nuove se encontraban los muelles de los vaporettos y transbordadores. Cogimos la línea LN que hacía el trayecto a la isla cementerio de San Michele, Murano y la isla de Burano dónde nosotros nos dirigíamos. Estas dos últimas son famosas por su artesanía textil y los famosos cristales de colores con mil formas que se venden en el mundo entero.  Las casas de vivos colores entusiasmaban a los visitantes aunque el frío, el aire y la lluvia deslucía el paseo por las calles de esta preciosa isla.
Los canales ya desbordaban y las aceras ya estaban unos centímetros inundadas, entramos en Ai Cesendeli Ristorante, dónde apaciguar el frío, comer y secarnos un poco. Eran los bajos de una casa, los dueños una pareja de mediana edad muy agradables, nos recibieron como si de familia se tratase. La comida muy buena y a buen precio, tras finalizar se sentaron con nosotros y estuvimos un buen rato de sobremesa charlando. Lo recomiendo a todo aquel que visite Burano. Más tarde nos dirigimos hacia el muelle y tras sacar el ticket en la taquilla (aquí sí que es imprescindible).. nos montamos en el transbordador y desde el puente del mismo, volvimos saboreando y disfrutando del fantástico paraje acuático que se presentaba ante nosotros. Al día siguiente continuaba lloviendo, el agua aparecía por todas partes pero los venecianos no parecían para nada preocupados, seguían con su tranquila y relajada rutina. Las góndolas cargadas con productos, alimentos u otros objetos subían y bajaban por los canales al punto de la mañana. Una ambulancia, como no acuática..accedía a los bajos de un edificio.
Todas las casas que dan a los canales disponen de accesos dónde el agua penetra y es posible el transporte. Visitamos los barrios de San Polo y Santa Cruce, en este último (Foscari) se puede visitar un parque de bomberos en el agua . El lugar que me pareció más bonito y bohemio es el barrio de Dorsoduro, allí se encuentra la iglesia de Santa María de la Salute, el seminario y Dogana Di Mare, edificio que acaba en punta y tienen los mejores vistas de Venecia, San Marcos a la izquierda La Giudecca, Isla alargada dónde se celebra el prestigioso Festival de Cine de la Bienal a la derecha y sobre todo si tienes valor de acercarte a la punta, el Mar te rodea por completo, un lugar realmente increíble..!!
Ya el último día volveríamos a España, esta vez desde Milán. La idea era tras desayunar en la estación de Santa Lucía...( recuerdo uno de los mejores cafés de Venecia ) cogeríamos el tren de la compañía Transitalia. No hace falta reservar se puede adquirir los billetes en unas máquinas que se encuentran a la entrada de la Estación. Italia tiene uno de los mejores servicios de trenes y a buen precio. Cruzaríamos el país de Este a Oeste hasta Milán, donde la visitaríamos durante unas horas y más tarde embarcaríamos con destino España. Así que madrugamos, eran las seis de la mañana y tras arribar al puente de la Academia, para mí el puente más bonito y romántico. Venecia nos tenía preparada una gran despedida, uno de los amaneceres más bellos que tenido la fortuna de disfrutar hasta ahora, el sol parecía nacer dentro del agua e iluminaba el canal y demás edificios de unas luces doradas. El tiempo parecía detenerse, no se sentía el frío, durante unos minutos permanecimos callados observando el horizonte, un mágico espectáculo que sólo en pocas ocasiones se puede disfrutar, fue nuestro broche, nuestra historia de amor entre Venecia y nosotros...


Ciao Venezia!!!...




3 comentarios:

  1. bonito viaje y buena descripción, con ganas de ir a conocerlo

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  2. Hola, siempre hay que volver a Venecia. Leyendo me vienen las ganas. Bonito post de un muy bonito lugar. Yo monté en esas góndolas que cruzan el canal o Traghettos. Os dejoo un link a un articulo sobre ellas.

    http://blogdeviajesdepumuki.blogspot.com.es/2014/07/venecia-traghetto-o-gondola.html

    Saludos,
    GranPumuki

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