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domingo, 18 de mayo de 2014

CALIFORNIA PARTE II

San Francisco. 6:00 am; Asian St esquina con Van Ness Ave. Punto de referencia, McDonalds. Era 24 horas y entramos a desayunar mientras vigilaba las calles y la llegada de el autobús que nos llevaría a Los Ángeles. Se acercó una persona y nos preguntó si esperabamos un autobús y nos señaló un gran vehículo blanco que acababa de llegar a la calle de al lado, cogimos las maletas y salimos corriendo.
Pregunté a un tipo asiático con pinta de enfermizo si era el autobús que se dirigía a Los Ángeles, de su boca sólo salió una tos mientras apuraba un cigarrillo, volví a preguntar con mismo resultado sólo que esta vez nos señaló el maletero del vehículo, así que introducimos las maletas y subimos. Estaba inquieto, no estaba del todo seguro de que aquel hombre de aspecto enfermizo que resultó ser nuestro conductor nos hubiese entendido en mi básico inglés. No tardamos en salir y pronto nos dimos cuenta de que cruzábamos por un puente que nos llevaba en sentido opuesto hacia Oakland. Afortunadamente era para recoger más viajeros y poner rumbo al sur de California. Se lleno el autobús de asiáticos por completo, nos repartieron unos bocadillos de algas mezcladas con jamón de york y algo de beber.
Tras unas 8 horas circulando por desiertos californianos y alguna otra población como San José, este autobús subcontratado a otra empresa asiática nos dejaba en el barrio de Chinatown de Los Ángeles. El abrasador calor nos sentó como una bofetada al bajar del autobús, el contraste era increíble de los 9° grados de San Francisco a 36° de los Angeles al medio dia.
Downtown, allí cogimos el metro línea amarilla hasta Civic Center, enlazamos con la línea roja que tras 12 paradas nos dejó en Hollywood- Highland. Salimos en Hollywood Boulevard, nos dirigimos hacia el comienzo del Paseo de la Fama caminando sobre algunas de las más de dos mil estrellas que la componen, llegamos al cruce con La Brea Ave, ahí teníamos nuestro Motel regentado por asiáticos. Hicimos el check in y descubrimos con entusiasmo que nuestra habitación era mucho mejor de lo que pensábamos, salón-dormitorio con 2 camas enormes y un cuarto de baño muy amplio a un muy económico precio. Una máquina de hielo se disponía en la entrada y el desayuno se incluía en el precio. Lo mejor de todo, estaba junto a la primera estrella del Paseo de la Fama dedicada al departamento de policía de Los Ángeles.
Después de una ducha obligada salimos a visitar Hollywood Boulevard, el mítico Teatro Chino con sus huellas de las manos y pies de grandes estrellas como ; Frank Sinatra, Clint Eastwood, John Wayne, Stephen Spielberg, Michael Jackson.... continuamos con la mirada pegada al suelo observando todas y cada una de las estrellas que nos encontrabamos a nuestro paso.

Nos chocó ver una corona sobre una de ellas, la organización la había colocado para honrar el reciente fallecimiento de este artista desconocido para mí. El paseo posiblemente más famoso del mundo estaba atestado de restaurantes, discotecas, Show girls, tatuadores...multitud de personas disfrazadas de héroes del celuloide esperaban ser fotografiados junto al turista a cambio de unos pocos dólares.
Eran las 10 de la noche y Hollywood Boulevard se denotaba oscuro, todo el ajetreo y el escandaloso gentío del día había desaparecido, el contraste era increíble y una sensación de inseguridad recorría el cuerpo. La verdad que daba respeto así que volvimos al motel, cerramos bien la puerta y volvimos las cortinas, no queríamos ser protagonistas de ninguna sórdida película de motel de carretera.

Tras ducharme me tumbé en la gigante cama, conecté el televisor, retransmitían un soporífero partido de béisbol, enseguida quedé dormido.
Al día siguiente tras desayunar en la misma estancia de recepción ..allí había una cafetera, leche y rosquillas glaseadas.. Nos dirigimos hacia Sunset Boulevard donde cogimos el autobús de linea número 704 con dirección a Ocean-Santa Mónica.

Trás 40 minutos bajamos en Beverly Hills, paseamos por Rodeo Drive. Lujosas tiendas se agolpaban en las aceras... Chanel, Louis button, Tiffany's, Prada.. Los escaparates no exhiben sus precios, en este lugar no es lo importante, el dinero no exime la elegancia. Podían verse personas extravagantemente vestidas por la calle más bien poco elegantes.

Los coches de alta gama se cruzaban por Santa Mónica Boulevard, cruzamos y nos dirigimos hacia la zona residencial, las majestuosas mansiones con sus grandes jardines cuidados al detalle salpican toda la zona residencial, posiblemente uno de los lugares con más dinero por metro cuadrado del mundo.. empresarios, actores, músicos.. nos cruzaríamos con alguno?. Llegamos al Hotel Beverly Hills lugar de celebraciones favorito por famosos como Marilyn Monroe donde pasó temporadas alojada.

Visitamos los edificios de City Hall, el Ayuntamiento propio de Beverly Hills, su comisaría y parque de bomberos.
De nuevo cogimos el autobús 704. Llegamos a Santa Mónica, pintoresco, bohemio y animado barrio de Los Ángeles.
Ocean ave, allí estaba el grandioso Océano Pacífico..



Las increíbles vistas de las inmensas playas de Santa Mónica, Malibú y el famoso muelle que tantas veces a quedado reflejado en películas y series norteamericanas. Un pequeño parque atracciones, algunos restaurantes y el final de la famosa Ruta 66 que recorre Estados Unidos de costa a costa lo ocupaban. 
Tras visitar las famosas casetas de los vigilantes de la playa y cumplir con el baño comimos en un restaurante del muelle. 
Más tarde y después de visitar las calles del interior de Santa Mónica volvimos al autobús, el denso tráfico de Los Ángeles hizo que el trayecto se eternizase. Tras bajar, el calor hacía que el asfalto se derritiese en algún punto de Sunset Bulevard, nos dirigimos hacia el edificio Capitol. Subimos por las escaleras del centro comercial dónde se encuentra el teatro y estancias donde se otorgan los Oscars, a cada lado de las escaleras se encontraban grandes columnas iluminadas dónde se puede leer los títulos de las películas anualmente galardonadas. 
Al día siguiente volveríamos a San Francisco pero antes teníamos pactado despedirnos de Los Ángeles admirando desde el mirador en el interior de la plaza del centro comercial el mundialmente conocido cartel de Hollywood apostado en las colinas. 
Marchamos hacia nuestro punto de recogida del autobús y dejamos atrás esta gran de urbe con sus inmensas avenidas. 
El contraste de la gente que vive en la calle  y el olor a dinero en Beberly hills..mil y una de imágenes se agolpaban en mi mente, hasta que caí rendido al sueño. Llegamos de vuelta a San Francisco el fresco de la tarde se agradecía, volvimos a nuestro Hostel. 
Al día siguiente cogimos el famoso tranvía de madera, el cable car.. 6 $. La linea Powell-Hyde (En el mismo centro de la ciudad y llega hasta hyde junto a la bahía)


Casi únicamente utilizado por turistas, funciona mediante un sistema de cables alojado en el interior de un raíl situado en el asfalto, el cable tira del tranvía cuando la calle discurre por pendientes y un gran freno de mano para pararlo utilizado por un operario.
Bajamos en Hyde y nos acercamos a fisherman Warf, habíamos dejado lo mejor para el final, alquilamos unas bicicletas para recorrer la bahía, tras acordar el trayecto salimos por Marina hacia presidio, el gran parque situado en la punta norte de la península de San Francisco, históricamente fue una fortaleza militar española, el sol hizo su presencia y en ese momento pudimos ver por primera vez el puente más conocido del mundo.


El Golden Gate Bridge de 67 metros de altura y casi tres kilómetros de largo, comenzamos a cruzarlo. Una curiosidad.. cada ciertos metros existe un teléfono disuasorio, su cometido es evitar que la gente se lance del puente, un policía intenta disuadir a los posibles suicidas a través del teléfono.

Parece ser que vienen personas de todo el país con ideas firmes de suicidio..


Después de cruzar el puente nos dirigimos a Sausalito, bonito pueblo con casas flotantes y hogar de muchos artistas bohemios. Hicimos nuestra primera parada para comer en una pequeña terraza mientras observamos el continuo tránsito de bicicletas en uno y otro sentido. Un ruido de frenazo nos atrajo la atención, me asomé a la Calzada, un ciclista de cierta edad se levantaba del suelo, un vehículo había impactado con él, parecía leve no obstante tras unos 5 minutos un camión de bomberos y una ambulancia hacia su presencia sin ser necesaria ninguna actuación.
Seguimos ruta, después de unos cuantos kilómetros a la orilla de la bahía nos desviamos hacia Mill Valley, un pintoresco, tranquilo y bonito pueblo típicoddel interior.

Mientras buscaba un lugar donde resguardarme del Sol, observé una muchedumbre en una céntrica plaza donde unos hinchables y un alegre música animaban una fiesta.
Nos dirigimos hacia un parque de secuoyas muy próximo, enseguida entramos en un frondoso bosque donde los rayos de sol no penetraban ante los enormes secuoyas de entre 50-80 metros de altura y troncos de 5 a 8 metros de diámetro imposible de abrazar..

imposible de abrazar.. el contraste de temperatura era evidente, cruzamos de nuevo Mill Valley. Nos dirigimos de nuevo hacia la bahía bordeando la punta de esta y continuamos hacia nuestro último destino..Tiburón. En su entrada de esta localidad observamos un coche de policía aparcado, en su interior había un maniquí vestido con uniforme para disuadir a los conductores de sobrepasar el límite de velocidad..??
A estas alturas el sol me había quemado por completo la cara y estaba agotado, llegamos al final del muelle de Tiburón, allí esperamos el ferry que nos llevaría de Nuevo a San Francisco. Multitud de bicicletas hacían fila mientras se ponía el sol en el horizonte de la bahía.
25 minutos después llegamos de nuevo a San Francisco, compramos un pack de cervezas en el Grocery de la vuelta de la esquina de nuestro Hostel y me dirigí al salón comunitario. Una chicas españolas buscaba en el ordenador un anuncio para comprar un coche durante su estancia con la idea de venderlo después, me preguntaron si sabía de la  existencia de seguros para vehículos por quincenas, estaba indecisas entre dos vehículos. Uno que echaba humo y otro que no arrancaba adecuadamente... sin comentarios.., esperemos que les fuese bien la aventura...
El último día lo dedicamos a pasear por la bahía y visitar varios parques de bomberos uno de ellos en el muelle

y el gran estadio AT&T de los Giants de San Francisco, el azar hizo que en esos momentos fuesen previos a un partido. Accedimos al estadio sin que nadie nos controlase el acceso, los aficionados llenaban las gradas y la música ambientaba el entrenamiento de los jugadores en el césped. El béisbol tiene mucho tirón en USA junto al fútbol americano. Nuestros días en esta gran ciudad terminaban, nos despedimos del Océano Pacífico desde los muelles mientras se ponía el sol en el horizonte con el Golden Gate de fondo... una bonita imagen impagable de esta ciudad de San Francisco.....

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