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jueves, 3 de octubre de 2019

Argentina y Patagonia

Parece una adivinanza si hablamos de un País tan extenso en el que pueden tener temperaturas entre 26° y -11 bajo cero el mismo día, existen lugares tan dispares como enormes montañas, lagos, glaciares, estepas, playas y espectaculares parques nacionales patrimonio de la humanidad, estamos hablando de Argentina.

Es evidente el aprecio mutuo que existe entre países primos hermanos dada la cantidad de Argentinos que emigraron a España hechando raíces y otros tantos Españoles haciendo lo mismo en una época convulsa para nuestro país.

Sobrevolamos gran parte de Sudamérica durante unas 12 horas, una densa niebla que tapizaba Buenos Aires a nuestra llegada obligó a cerrar el aeropuerto y dar vueltas en círculos sobre la ciudad mientras escuchaba distintas conversaciones a mi alrededor que terminaban de igual manera..."si algo puede salir mal es en Argentina" o bienvenidos a Argentina"...Así es como casi dos horas después e imagino que con los tanques vacíos aterrizábamos en Montevideo (Uruguay).
Un avión tras otro con destino a Buenos Aires aterrizaba detrás nuestra repostando seguidamente.
Definitivamente se abrió el aeropuerto de Ezeiza dónde llegamos con 4 horas extra de viaje. Un aeropuerto colapsado por la incidencia y pasajeros amontonados por las instalaciones.
Una pequeña oficina de Banco Nación se encuentra oculta en una esquina de la terminal de llegadas casi imposible de localizar. Unos cuantos billetes de cincuenta euros equivalían a un fajo tan grande de Pesos Argentinos que no sabia donde meterlos y no quería salir a la atestada terminal con 5todo aquello en mis manos, así que los repartí en tres puñados y como pude me los introduje en los bolsillos de los pantalones. Compré unos billetes de autobús y salí en busca de la parada de la compañía 'Tienda León' preguntándome que se les pasaría por la cabeza para llamarla así..me recogieron las maletas etiquetandolas con el número de cada billete.
Llegamos a la terminal en el centro de la ciudad, una agradable temperatura daba la bienvenida al recién estrenado otoño en esta parte de mundo.
No muy lejos en el barrio de Puerto Madero teníamos un apartamento situado en la primera planta de los históricos y antiguos edificios de ladrillo rojo que constituían los muelles en 1882.

El olor a barbacoa impregnaba la ciudad a la hora de comer y nos hacía sentir un hambre boraz, dejamos el equipaje y bajamos en busca de algún restaurante donde probar el famoso asado argentino y la cerveza Quilmes más consumida en Buenos Aires. Mientras, las conversaciones más repetidas a nuestro alrededor eran sobre política y fútbol.
Ese mismo día teníamos varios Free tours localizados en varios céntricos barrios pero las enormes distancias de las calles nos engañaron y no llegamos a las horas pactadas.

    Casa rosada sede de la presidencia



Tras cruzar la Avenida Eduardo Madero, primer comerciante en utilizar los muelles nos encontramos con la mítica Casa Rosada, sede de la presidencia del País. Un color que se atribuye a la mezcla de cal y sangre bovina por su poder hidrófugo. Frente a ésta se encuentra la histórica Plaza de Mayo dónde aún hoy en día se concentran las madres de los desaparecidos de la dictadura. Continuamos por la Avenida 9 de Julio, una de las mas anchas del mundo, se podía divisar el obelisco a un lado y por la otra la imagen de Eva Perón sobre las fachadas de un gran edificio del gobierno. Era curioso ver las distintas caras más amable o severa según el barrio a quien apuntaba la imagen.
Icono del País, Eva Perón, Actriz y posteriormente política. Mujer del presidente de la nación, querida por su ayudas a los más necesitados y odiada por sus polémicas actuaciones políticas póstumas a su fallecimiento, el llamado peronismo que aún hoy en día incluyen algunos partidos.


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    Plaza de Mayo

Seguimos caminado esta vez por la avenida más larga, Rivadavía. Fuertes explosiones se oían en la lejanía. Llegamos al edificio del congreso de la nación con el senado en su cara lateral. Observamos una gran concentración policial con vehículos blindados y cañones de agua. Motos ocupadas por varios agentes preparados aparentemente para un enfrentamiento que presumiblemente tendría que ver con alguna manifestación algo habitual en la ciudad, nos comentaron..
El centro no daba impresión de inseguridad pero si observamos en la gente una desconfianza latente que les hacía asegurar sus bolsos o mochilas contra el pecho y con ambas manos. La recomendación era clara, no mostrar cámaras y móviles aunque dejaban claro que tiempos pasados recientes habían sido peores.

Nos dirigimos hacia San Telmo para visitar uno de sus iconos, su precioso mercado de antiguedades, alimentos, bares y puestos de empanadas. Llamaba la atención una antigua jugueteria con decenas de muñecas de porcelana algunas de ellas de color marcadas con una leyenda "donadas por Eva Perón a los niños sin recursos".
Otros atractivos del barrio más bohemio son sus galerías de arte, su mercadillo nocturno y como no la figura de Mafalda tantas veces fotografiada.
Buenos Aires huele a nostalgia de mejores épocas, los Argentinos viven entre la incertidumbre y la esperanza de una recuperación que nunca llega por la continua devaluación del Peso. La vida diaria en sus calles recuerda a la España de los 80.
Pero la simpatía al escuchar nuestro acento no les impide hablarnos abiertamente y con orgullo de su patria.

    Mercado de San Telmo

No nos recomendaban visitar a pie desde el centro el populoso barrio de "La Boca" y decidimos trasladarnos utilizando uno de esos autobuses descapotable de uso turístico hasta este colorido barrio, su ambiente castizo cautiva al visitante paseando por Caminito, recorriendo sus mercadillos, observando bailar Tangos en cualquier esquina y como no visitar el mítico estadio del Boca, la famosa Bombonera.

    Barrio de Boca      Caminito




    Estadio de fútbol de la Bombonera

Los siguientes días continuamos conociendo los barrios más conocidos y populares de la Capital, así como otros lugares; Palermo, Belgrano, Recoleta y su cementerio, el estadio de River y mucho más..

    Tango
Barrio de Recoleta

La mañana era fresca a las 6.00 todavía de noche camino a la estación de autobuses.
Ya en el vehículo que nos dirigía a Aeroparque, el Aeropuerto que enlaza la capital con el resto de Argentina y países cercanos observamos el cielo de un color rojo sangre en el horizonte que indicaba el amanecer. Nos impresionó ya que solo en estas latitudes puede observarse tan hermoso.
A nuestra Izquierda el aeropuerto situado en el interior de la ciudad y a nuestra derecha el agitado Río de la Plata con unas aguas tan marrones que nadie se atrevería a bañarse en ellas, un río tan amplio que solo se ve agua en lo que alcanza la vista.

Tomamos un avión a Iguazú en la parte Argentina del Parque Nacional de las Cataratas. Un obsoleto Aeropuerto en obras no daba a basto para la cantidad de vuelos que constantemente llegan y despegan de él.
Nos dirigimos en una furgoneta por unas carreteras sumidas en densos bosques y jungla en el interior del Parque Nacional hacia la localidad de Puerto de Iguazú, una humilde y pequeña ciudad con algunos servicios para el turismo entre ellos una estación de autobuses-cama o colectivos como les llaman ellos donde se concentran un importante número de rutas de largo recorridos por el País.
Al día siguiente tomamos un colectivo de linea que hace el trayecto entre Puerto de Iguazú y el Parque Nacional de las cataratas. Tras adquirir la entrada presentando el pasaporte, un plano indica varias rutas de colores a seguir algunas a pie otras en un pequeño tren que recorre tres puntos estratégicos donde se encuentran las distintas caídas o la salida de embarcaciones que se pueden contratar para realizar paseos observando la fauna de la zona como caimanes, tortugas, distintas aves y otros mamíferos..O de aventura introduciéndote casi hasta debajo de las cascadas en lanchas rápidas.

En una de las estaciones del tren se encuentra un pequeño edificio de servicios, alimentación y una zona de picnic donde un gran número de Coatís de cola anillada..(unos simpáticos mamíferos similares a los mapaches). Obligan al humano a encerrarse en jaulas para comer sin problemas de sustracción.
Este parque constata toda una experiencia en un auténtico patrimonio de la humanidad y una de las cascadas más salvajes y bellas del mundo.


    Cataratas de Iguazú

     Coatís


En la ciudad no muy lejos del centro se encuentra un barrio de pequeñas casas con cuidados jardines, en una de ellas nadie podría imaginar encontrar un espectáculo tan impresionante. Cientos de Colibríes de multitud de especies de entre 4.5 y 5.5 cm revoloteando en busca del agua con azúcar de unos bebederos en forma de flor que cuelgan de la frondosa vegetación de este bonito jardín. Un increíble espectáculo que hace pararse el tiempo mientras te sientas a observarlos.

Llegó uno de los días más esperados, volar hacia Patagonia.
La conversación con un pasajero cercano sobre su vida en Argentina y su conocimiento sobre España hizo rebajar mi tensión y mis cálculos mentales de horarios ya que cualquier retraso del avión que ya habíamos acumulado haría perder el siguiente que teníamos programado entre Buenos Aires y Ushuaia. Aterrizamos y el avión estacionó lejos de la terminal. Repasaba mentalmente los minutos empleados en desembarcar, montar en los autobuses, recoger el equipaje y volver a facturarlo.
Abordar el avión de Aerolíneas Argentinas sin ningún problema me hizo quedarme en un estado de éxtasis mental.
Durante unas horas cambiamos el sol de Iguazú y sus 26 grados, los 16° de Buenos Aires a la oscuridad y el frío de Ushuaia con sus 6°grados.
Llegamos de noche y la poca iluminación de la ciudad hacia destacar las blancas montañas nevadas desde las ventanillas del avión. Las primeras nieves del Otoño habían llegado a las zonas más australes del mundo.

Ushuaia, la Capital de las Malvinas según los Argentinos, no es una ciudad especialmente bella. Si lo es su entorno y el significado de su situación. La ciudad más austral del mundo y el pedazo de península más cercano a la Antártida.
Construcciones similares a las nórdicas para salvaguardar sus climas extremos. El barro en las calles precedía a los restos de la nevada de los días anteriores ensuciandolo todo.
Distintas compañías de aventura ofrecen actividades desde la ciudad.
Al día siguiente comenzaron las nuestras, salimos temprano hacia las montañas, no muy lejos se encuentra la estación del mítico tren del fin del mundo. Un pequeño tren de vía estrecha utilizado antiguamente por presos que hacían el recorrido desde la cárcel de Ushuaia a las montañas para buscar y talar materiales destinados a la construcción. Un paseo agradable pero nada excepcional. Dejamos atrás el tren y continuamos hasta el final de la mítica ruta 3 que comienza en Alaska y tras 17.800km finaliza en la bahía Lapataia entre el último lago y el canal de Beagle rodeado de bosque patagónico.
Las aguas calmadas, transparentes y el silencio hacían de este lugar resguardado de los vientos un auténtico paraíso.


   Estación del tren del fin del mundo

    Final de la Ruta Internacional 3


    Bahía Lapataia


Desde los muelles turísticos de la ciudad salen a diario grandes catamaranes hacia el canal de Beagle. Embarcamos en uno de ellos, el cielo amenazaba lluvia y se oscurecía por momentos, soplaba viento frío del Sur pero merecía la pena subir a cubierta.
Varios minutos antes de las 16.00 horas en el reloj pero parecían ser últimas horas de la tarde. En la popa de la embarcación junto a la bandera Argentina observnabamos como a nuestra espalda, Ushuaia se hacía cada vez mas pequeña.
Varias gaviotas volaban esforzandosen por alcanzarnos pero navegabamos a buen ritmo hacia el sur. Comenzó a llover tímidamente en el momento en que llegamos a un pequeño islote formado de grandes rocas y repleto de Cormoranes Imperiales donde pocos días antes había sido una pinguinera, desafortunadamente habían emigrado nadie sabía hacia donde. Observamos movimiento en el agua, leones marinos trepando por las rocas.
Rodeamos el islote haciendo fotografías mientras cubríamos el objetivo, la lluvia arreciaba y tras unos minutos continuamos en dirección a Cabo de Hornos, sabiendo que era muy complicado llegar dadas las complicadas aguas que tantas embarcaciones hicieron naufragar a lo largo de la historia.
Divisamos a lo lejos el Faro Les Eclaireurs donde se encuentra el denomindado faro del fin del mundo por su situación aunque realmente no lo es, llegamos a el cuando ya caía una densa lluvia aunque merecía la pena mojarse. También habitado por decenas de leones marinos, algunos muy jóvenes jugaban junto a un macho alfa que mientras tanto intentaba impresionar con sus aullidos a su aren de 4-5 hembras. Ahí estábamos a un tiro de piedra de Cabo de Hornos y de la Antártida.


    Canal de Beagle




    Faro isla Les Eclaireurs

Habíamos reservado con anterioridad una actividad con kayak en el mítico lago Escondido pero la hora fijada (18.00h) era completamente noche cerrada y el intenso frío nos hacia dudar de nuestra seguridad personal. Finalmente nos informaron de que el lago se había congelado y era impracticable así que al día siguiente temprano marchamos en 4x4 hacia otros míticos lugares; El lago Fagnano cruzando por el paso Garibaldi, un puerto de montaña constantemente colapsado por el hielo y la nieve que hace que los camiones que llegan a estas latitudes queden atravesados cortando la circulación. Amanecía con ese color rojo tan peculiar en el horizonte dándole una belleza insuperable. Salvamos el paso y paramos en la hostería de María, una parada obligatoria para toda persona que transita por esta ruta y debe probar un buen café caliente y un pedazo de pastel al calor de las pieles de castor y de dos antiguas estufas de leña. La hospitalidad de María y su marido es común entre la gente de esta parte de Patagonia. Tras continuar ruta, enseguida salimos por un camino de ripio o pista de montaña totalmente nevada entre bosques. Muchos arboles pueden verse talados por Castores introducidos desde Canadá para intentar repoblar de animales estos bosques Patagónicos sin pensar en la deforestación y los daños que podían causar estos animales. Llegamos al Lago glaciar Fagnano de unos 100km2 de aguas cristalinas frente a los Andes Patagónicos compartidos entre Argentina y Chile. Acabó el camino y circulamos por la orilla entrando completamente en el agua. No muy lejos se encontraba una cabaña de madera en pleno bosque donde preparamos una barbacoa acompañada de una tradicional picada Argentina. Maxi, nuestro anfitrión nos demostró su ilusión por su trabajo y nuestra sana envidia por lo que hace. Toda una experiencia inolvidable.





    Hostería de María




En la calle principal de la ciudad de Ushuaia se concentran la mayoría de restaurantes y tiendas de ropa de montaña de primer nivel e importantes firmas a unos precios prohibitivos. Probamos uno de los platos más exquisitos y típicos, la merluza negra siendo estas únicas aguas donde es pescada.

Mientras paseábamos..me fijo en 5 adolescentes que se nos acercan. "¡Perdonad!..¿podeis grabarnos con mi móvil? Claroo, contestamos sujetando su móvil, nos preguntaron nuestros nombres y nos dieron la instrucción de grabar..."/Este vídeo es para vosotros Jo....R...y ....Y nos soltaron un sermón religioso finalizando con un abrazo grupal...surrealista. Lástima de juventud..
Nos dirigimos a la oficina de turismo situada junto al muelle turístico a plasmar en nuestros pasaportes sellos de la población más austral y del fin del mundo. (Un buen recuerdo)
Ushuaia se cubrió por un gran manto de nieve mientras pasábamos los últimos días. Visitamos la cárcel, sus prisioneros los primeros habitantes de estas tierras, ahora convertido en un museo que expone las historias de las primeras incursiones antárticas y su fauna.

    Ushuaia

Llegaba el final del otoño y todo asumía colores invernales en la parte mas austral del mundo y nosotros marchábamos hacia tierra de glaciares.
En el aeropuerto las máquinas se empleaban a fondo retirando la nieve de la pista y derramando líquido anticongelante sobre las alas del avión. Tras el despegue nos sumergimos en un denso cúmulo de oscuras nubes que predecieron a un cielo azul.
Varias horas después aterrizábamos junto a una densa estepa y flanqueada por la cordillera de los andes. Llegábamos a El Calafate.
Las oficinas de empresas de aventura se agolpaban a la salida del aeropuerto encargándose de todo tipo de detalles para el turista, desde el desplazamiento a la ciudad, alojamientos y actividades para disfrutar de una de las regiones mas visitadas de toda Argentina. A la entrada de la ciudad y sobre una colina se encuentra un impresionante hotel propiedad de la expresidenta de Argentina Cristina Kitchner.
Teníamos un bonito apartamento en el centro de la ciudad, una simpática anfitriona nos esperaba con las llaves a nuestra llegada, su familia también regentaba un pequeño restaurante a la salida de esta cuidada ciudad atravesada por una avenida principal.
Al día siguiente tomamos temprano la ruta 11 hacia el parque nacional de los glaciares de casi un millón de hectáreas de bosque andino patagónico. Lagos y glaciares a unos 80 kilómetros de el Calafate. Unos 800$ _12,51€ es el coste de la entrada al parque (2019) Desde allí se pueden ver 3 glaciares Upsala, Spegazini y el más visitado y famoso, el Perito Moreno visible desde la carretera ya a unos kilómetros antes de la llegada. Un centro de interpretación, cafetería y restaurante preceden a una serie de pasarelas que forman distintas rutas por cada cara de este glaciar de paredes de hasta 70 metros de altura por su cara central.
Estacionario, es decir aumenta cada día lo mismo que pierde al colapsar. Uno de los espectáculos más impresionantes por el ruido al quebrar su hielo y caer al agua, similar a un gran trueno.
El color verde esmeralda del agua contrasta con el azul del lago argentino. Desde un muelle cercano, unos barcos pueden acercar al visitante hasta unos 600 metros por seguridad de las gigantescas paredes de hielo mientras constantemente trozos de hielo caen al agua. Las manos se entumecían sin los guantes y el dolor obligaba a entrar en el interior del barco cada cierto tiempo para recuperarme del frío antes de salir de nuevo a cubierta.

    Glaciar Perito Moreno






Ya por la tarde en El Calafate nos dirigimos a una oficina de cambio de divisas observando la cantidad de perros sueltos que se encuentran por la ciudad y que según nos contaron aunque tienen propietarios son dueños de su propia vida y son cuidados por todos incluso pueden verse descansando en los felpudos interiores de los negocios resguardados de las inclemencias del tiempo.
Cambiamos pesos Argentinos por pesos Chilenos, exactamente 11.000 que es lo que cuesta la entrada al Parque Nacional de Torres del Paine en Chile.
Eran las 6.00 de la mañana, las calles oscuras y desiertas todavía. Apareció un enorme vehículo 4x4 con barras de protección similar a los camiones del Dakar.


Se aseguraron de que disponíamos del pasaporte en regla requisito obligatorio para cruzar la frontera. Teníamos por delante 600 kilómetros la mayor parte por caminos de ripio, es decir por pistas forestales para atajar y reducir el camino.  Los cristales del vehículo chorreaban agua por la condensación por la diferencia de la temperatura interior y exterior, el amanecer se entredejaba ver mientras nos pasábamos un trapo para limpiar los cristales. Algo se movía de vez en cuando entre la oscuridad cada vez mas clara entre la infinita estepa pero no llegaba a identificar lo que era.
De nuevo algo se movió..algo hay ahí!.. atraje la atención de todos hacia las ventanillas. Afiné la vista y vi un animal parecido a una llama, un mamífero típico de aquí, el Guanaco. Durante el trayecto podianverse solitarios o en grandes grupos.


    Guanacos


Llegamos a una barrera que nos cortaba el paso junto a una pequeña caseta y un barracón metálico. Era la aduana de la frontera de Argentina.
Bajamos del vehículo con cuidado de no caernos sobre el resvaladizo hielo que cubría el suelo para hacer los necesarios tramites de salida y sellado del pasaporte.
Un frió que mantenía todo congelado incluido el agua de los inodoros dejándolos inoperativos. Sentí muchisimo dolor en los dedos de los pies y me acordé de los alpinistas que en tantas ocasiones habían perdido extremidades por congelación con temperaturas extremas, aquí solo estábamos a -11 grados bajo cero. Para evitar caer opté por pisar solo donde la nieve se había acumulado y accedí a la casa.
¡Malas noticias!..Un corte de corriente eléctrica nos podía dejar aislados durante horas o quizás días en medio de la nada. Esperamos durante casi una hora a que se autorizase a tomarnos datos manualmente, sellar los pasaportes y cruzar hacia Chile donde llegamos tras unos 5 kilómetros en tierra de nadie. Allí un edificio con máquina de Rx para los equipajes, ordenadores de última generación, cafetería y restaurante dejaba entrever la diferencia entre países. Rápidamente hicimos de nuevo los trámites y nos dió tiempo a tomar un buen café caliente mientras observabamos un zorro patagónico que nos seguía con la mirada buscando algo que comer.
Continuamos durante casi una hora más hasta llegar al parque nacional de Torres del Paine ubicado en la cordillera de los Andes, multitud de lagos, cascadas, glaciares y majestuosas paredes. Las más espectaculares son las míticas torres y los cuernos del Paine catalogado como uno de los lugares mas bellos y octava maravilla del mundo donde tuvimos el gran placer de caminar, sentir la nieve, el agua, oler el aire puro y fresco. Mucho por ver y tan poco tiempo para disfrutar en la ruta nacional 23.



    Parque Nacional Torres del Paine. Chile


    Lago Pehoe

    Cuernos del Paine



El Chaltén, un discreto pueblecito situado dentro del Parque Nacional de los Glaciares, allí se encuentra otro de los picos más famosos de la Patagonia entre los alpinistas junto a Torres del Paine, el cerro Torre y el monte Fitz Roy de 3400m en forma de muela invertida ubicado entre Argentina y Chile.
Nuestra llegada fue complicada dadas las condiciones atmosféricas. Una densa niebla hacia disminuir tanto la marcha de nuestro vehículo que podríamos caminar más rápido pese a los neumáticos de clavos. Las espesas nubes ocultaban desde lo lejos el pico Fitz Roy mientras visitamos la cascada de chorrillo.
Nevaba durante nuestra ruta por una estrecha senda cubierta de nieve desde la guardería del parque hasta el cerro de los Cóndores, sobrevolado por estas enormes aves. Unas vistas estratégicas del pueblo y las torres pero hoy no sería el día, las oscuras nubes las ocultan y aunque las condiciones meteorológicas son caprichosas y cambian rápido, esta vez solo la silueta de su punta se dejaría ver tras nosotros durante la salida del valle y en plena carretera bajamos a observarla. Una derrota a medias porque allí mismo decidimos volver.

    El Chalten. Parque Nacional de los glaciares

   Guardería Parque Nacional
 


A nuestra llegada a Buenos Aires el tiempo había cambiado y llovía a mares hacía ya unos días. Esta vez estábamos alojados estrategicamente cerca de la estación de colectivos que se dirigen hacia el aeropuerto. Llegamos al hotel, un antiguo edificio que para nada correspondía con las fotos, hacia más de una década que necesitaba una reforma que no se había cometido. Lo más interesante sus ascensores de los años 30 con sus dobles puertas metálicas y su interior de madera carcomida.
Las habitaciones enmoquetadas, paredes agrietadas, obsoletos y descascarillados sanitarios.. El televisor tan antiguo que sería difícil encontrar en un anticuario. Abrí la cama para evitar sorpresas y encendí el televisor que sorprendentemente encendió aunque apenas se veía la imagen. Puse el móvil a cargar y apagué la luz. El ruido atronador del aire acondicionado central nos acompañó toda la noche.
Despertamos por inercia, afortunadamente era temprano. Cogí el teléfono y estaba apagado, no se había cargado, la luz de las mesillas no se encendían y el ruido del aire acondicionado había desaparecido. No había luz en el hotel y seguía lloviendo a mares.
Recogimos rápidamente todos nuestros enseres y bajamos las 9 plantas por las escaleras con el equipaje.
¡Vaya hotel! Espeté en recepción. "Señor, no hay luz en todo Buenos Aires.."
Tuve que tragarme mis palabras..
Desayunamos a oscuras y salí a buscar un taxi porque aunque estábamos a poca distancia de la estación, la lluvia hacia imposible caminar por la calle, conseguí uno después de un buen rato y que el conductor aceptase la carrera. Apartó una botella de butano del maletero e introdujo nuestro equipaje. Los semáforos estaban apagados, que fuese domingo evitó en gran medida el caos en la ciudad. Algunos transformadores resonaban por la urbe. En la estación las caras mostraban preocupación y no era por un simple apagón, oímos que era a niveles importantes como para ser intencionado, ese día había elecciones y el apagón afectaba a toda Argentina, Chile, Paraguay y parte de Brasil.
Con esa preocupación llegamos al aeropuerto que operaba con total normalidad, nunca sabríamos a que fué debido.

A día de hoy lamentablemente la dificultad ha vuelto a Argentina, la moneda se devalúa de nuevo tanto que vuelven a resonar los fantasmas del corralito.
Desde aquí desear lo mejor para un país hermoso y hermano.