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viernes, 15 de abril de 2016

CIRCULO POLAR ÁRTICO

Después de nuestro anterior viaje a Noruega en el año 2014, Stavanger y sus fiordos nos mostraron su belleza y descubrimos el deseo de volver y disfrutar de una aventura en el norte más extremo de Noruega dentro del círculo polar ártico. El gusto por los países escandinavos y su naturaleza nos haría recorrer el  camino hacia el fin de la península Europea o parte más septentrional de Europa, dónde el tiempo es extremo y caprichoso. Bañado por fiordos, lagos y los mares de Noruega, del Norte y Barents. El destino final y nuestro pequeño reto aún sufriendo los posibles inclemencias del tiempo será Cabo Norte, los kilómetros, el frío, el viento y la nieve no hará desistir en nuestro empeño por conseguir llegar a este pedazo de tierra situada a 71°10' 21" de latitud.

8 de abril 2016

Volamos por primera vez con la aerolínea Noruega que muestra la imagen de sus personajes más ilustres en la cola del avión.
Tras una mínima escala en Oslo, continuamos hacía el norte.
Las vistas por la ventanilla comenzaron a cambiar radicalmente, el interior por la costa salpicada de islas totalmente cubiertas de nieve y enlazadas unas con otras con cientos de largos puentes y espirales e interminables carreteras. Algunos lagos continuaban helados totalmente, recordando el gélido invierno que parece no abandonar nunca estas tierras.
El efecto del sol escondiéndose en el horizonte y reflejado en el mar, daba una belleza incomparable al hueco de las pequeñas ventanas del 737 800 que ya descendía preparándose para tomar tierra en el pequeño aeropuerto de Tromsø.
Bajamos las escalerillas, el aire fresco nos sentó de maravilla, un frío agradable.
Medio minuto tardamos en cruzar este bonito y pequeño aeropuerto sin oficina de cambio.
Accedimos al autobús de flybussen que salió puntualmente hacia el centro en un corto trayecto que curiosamente recorre túneles subterráneos con varias rotondas en el interior completamente hueco de la montaña donde se asienta en la isla de Tromsø. La salida del túnel está prácticamente en el centro de la ciudad..restos de nieve se derretían lentamente en las aceras..Él conductor comenzó a gritar nombres de hoteles que se situaban en las mismas calles entre ellos el nuestro..

El empleado del hotel nos acompañó por el estrecho callejón hasta nuestro apartamento que habíamos reservado por varios días.
Tromsø ..Región de Nord-Norgue, séptima ciudad más grande de Noruega y segunda de Laponia. Asentada en la isla de Tromsøya aunque se extiende entre la península e islas.
Oscurecía, el frío se intensificaba aunque no era excesivo. Él silencio y la calma inundaban las oscuras y desiertas calles de Tromsø.
Alguna persona las transitaban con paso decidido, no era tarde pero la ciudad ya hacía su vida rutinaria en el interior de las casas. Paseamos por varias calles del centro..grønnegata, Storgata (calle peatonal y comercial) y aledaños dónde se encuentra la oficina de turismo, la iglesia de la diócesis y los muelles donde se puede disfrutar de las mejores vistas nocturnas de Tromsøbrúa Bridge, su Puente, la catedral del Ártico iluminada de bonitos colores situada en Tromsdalem, el barrio al otro lado del fiordo, asentado entre dos montañas. El cielo algo nuboso no invitaba a las auroras pero sería el lugar perfecto para el espectáculo.
El siguiente día teníamos visita obligada al supermercado para a continuación cruzar el puente, visitar la catedral del Ártico, el cable car y polaria que no precisa mayor notoriedad.

Tromsø Ciudad universitaria, los rumores dicen que destaca por su ambiente nocturno en fin de semana..salimos a comprobarlo a uno de los locales de moda en estos momentos.
El graznido de las gaviotas nos despertó muy temprano eran las 3:30 de la madrugada cuándo amanece en esta época del año. Preparamos las mochilas y tras abandonar nuestro apartamento nos dirigimos hacia el aeropuerto. Recogimos nuestro vehículo de alquiler, cargamos nuestro pequeño equipaje y salimos a recorrer los 430 kilómetros que separan Tromsø de la pequeña comunidad, parte de la cercana localidad de Alta, en la provincia de Finnmark.

El el día era claro y despejado, buenas condiciones para la conducción y la carretera E8 estaba limpia y despejada de nieve de momento.. la máxima velocidad permitida es de 90 kilómetros por hora. Cruzamos el Tromsøbrúa Bridge y salimos de la ciudad bordeando el mar, dejándolo a un lado y descubriendo otras lenguas de lagos y fiordos que también recorreríamos una y otra vez.
El recorrido era de una belleza infinita, el agua tranquila y transparente hacia un efecto de espejo donde se reflejaban las nevadas montañas. Las casitas de pescadores pintadas de colores fuertes destacaban en la nieve y salpicaban las orillas de lagos y fiordos. Junto a ellas se pueden observar unos bastidores de madera dónde se seca el bacalao que durante los meses de febrero a abril este pescado se acerca a la costa para desovar, este es el comienzo de la temporada de pesca, después se mantienen durante tres meses secándose al aire libre..


Tras una breve parada para comer continuamos entrando ya en la provincia de Finnmark- Norland, parte más alta, la llamada Laponia Noruega. Comenzamos a subir hacia la parte  mas alta de las montañas, la nieve lo cubría todo incluso la carretera la cual ya apenas se apreciaba, las ruedas de clavos hacían excelentemente su trabajo, una ventisca de nieve golpeaba el parabrisas y rebotaba sin dejar apenas marcas debido a su consistencias, incluso cubría por completo la capa de hielo de los lagos.

Señales de tráfico indicaban la posible presencia de renos y alces que inesperadamente pudiesen ocupar la calzada, llegaba la temporada en la que emigran desde la montaña a la costa.
Unos 400 kilómetros y unas 6 horas después llegamos a la provincia de Alta, cruzamos varios largos puentes y otros túneles en la E6 y continuamos por la carretera 93 ya en dirección a Gargía, está carretera transitaba entre los Alpes escandinavos y frondosos bosques, algunas tiendas Sami..hogar de los últimos indígenas de rasgos esquimales, (se dice que existen unos 70.000 en Noruega) observan impunemente el paso del tiempo.
Algún aullido de lobos árticos rompía el silencio desde alguna parte en esta inmensa e interminable naturaleza.
Llegamos a Gargia Fjellstue, lugar de descanso entre las montañas donde nos esperaba la gerente de habla castellana en la recepción. Oscurecía mientras nos dirigíamos hacia nuestra cabaña.. alucinados por el magnífico entorno, todo era perfecto, el bosque cubierto de nieve, una granja de huskyes, sus trineos, nuestra bonita cálida y acogedora cabaña de madera.


La modesta cabaña contaba con baño y una reducida estancia con dos camas una mesa y una pequeña cocina. Eran las 22:00 de la noche, el frío era intenso en el exterior, el cielo estaba oscuro, encapotado y comenzó a nevar. En el interior un pequeño radiador le daba calidez a nuestro pequeño hogar. Cenamos y tras preparar las cámaras fotográficas, trípodes y demás accesorios nos acostamos... algún aullido aislado y el sofocante calor que se había acumulado me despertó en plena madrugada, salí fuera y la nevada se había intensificado. Algún perro aullaba inquieto, apagué el radiador y volví a la cama.
Al día siguiente eran las 6:00 y ya estamos desayunando, cogimos el coche rumbo a Honningsvag, la ciudad más septentrional de Noruega, situada en una pequeña bahía en la isla de Magerøya, punto de partida hacia nuestro objetivo, el globo terráqueo de Nordkapp, a unos 200 kilómetros de alta la carretera iba discurriendo plácidamente junto al mar, una señal nos indicó un túnel descendente de casi 7 kilómetros de distancia, es el túnel que transcurre por debajo del mar y que unen Magerøya, la isla más al norte de Noruega bañada por el mar de Barents, frente a ella solo quedan las islas de Svalbard y el casquete polar.


Llegamos a Honningsvag, antiguo pueblo pescador.. hoy además es punto turístico para cientos de cruceros que atracan al año y punto de partida del convoy que diariamente y si el tiempo lo permite sube hasta el centro de interpretación de Nordkapp y que hasta bien entrada la primavera un quita nieves abre el camino. Dejamos el coche en la oficina de turismo y accedimos al autobús azul de línea, a las 11:00 comenzamos el ascenso por angostas carreteras cubiertas por metros y metros de nieve, el quita nieves subía a buen ritmo y detrás de nosotros otros dos autobuses que habían recogido turistas de un crucero de Hurtigruten, compañía naviera Noruega. Llegamos a nuestro ansiado objetivo, bajamos del autobús con paso decidido casi haciendo marcha,  detrás de nosotros la estampida de turistas alemanes dispuestos a robar las mejores fotos, pero ya estábamos allí y empezamos a disparar.


Un sol brillante pronto cambió por unas amenazantes nubes oscuras.. comenzó a nevar y un frío viento soplaba en todas las direcciones. Se creó rápidamente una gran ventisca. Los pocos segundos que costaba tomar una instantánea hacía congelar literalmente las manos sin los guantes.
El globo terráqueo: Estático icono, fin de miles de aventuras, estaba en nuestras manos, también allí se encuentran las esculturas conmemorativas de "los niños del mundo" y sus monedas que fueron diseñadas por 7 niños de distintas nacionalidades del mundo que visitaron el lugar. También existe un centro de interpretación con su cafetería, Museo, tienda de souvenirs y cine dónde se visiona el lugar en distintas épocas del año.
Aparte de lo que puede significar en el mapa y sobre todo en el interior de cada persona que llega aquí, el lugar es de una belleza como pocos lugares en el mundo..El mar embravecido rompiendo contra los enormes acantilados, pájaros de un sinfín de especies que solo aquí se pueden observar, el cielo más azul que se puede imaginar y el inquietante clima extremo que cambia en cualquier momento.
De nuevo en Honningsvag no podíamos marcharnos sin visitar el ICE BAR, el bar de hielo más septentrional del mundo, regentado por una pareja española encantadora y su perro "Lonchas" un enorme y tranquilo Alaska Malamute que forma parte de la familia que un día se liaron la manta a la cabeza y lo dejaron todo en España para cumplir su sueño. Ahora su ICE BAR es referencia no sólo en Honningsvag, sino en todo Finnmark.

Nevaba de nuevo cuándo volvíamos hacia Alta, pero se aclaró el cielo e incluso el sol apareció entre las nubes cuando de repente observé por la ventanilla..dí un respingo en el asiento, paré el coche en la orilla de la carretera, salimos y nos acercamos con emoción.. estábamos a tan sólo unos pocos metros de un gran número de renos en la orilla del mar. Animales salvajes en libertad, nos observaban como nosotros a ellos hasta que comenzaron a ascender hasta la carretera cruzándola y subiendo hacia alta montaña. Contentos por haber vivido esta experiencia, nos dejamos llevar por los sentidos.. la olor del mar, el sonido del agua rompiendo en la playa de desgastadas piedras, el tacto de su fresca agua, la visión del mar en un azul intenso que se mezclaba con el azul oscuro del cielo y que parecía no tener fin..


Continuamos nuestro viaje.. entramos en Alta, municipio y ciudad de Finnmark de unos 20.000 habitantes rodeando el fiordo de Altafjorden que desemboca en el municipio y observamos la curiosa arquitectura de su catedral del Ártico.

Oscurecía cuando ya transitábamos entre el frondoso bosque camino a nuestra cabaña..
Saludamos a los perros que enseguida se excitaron pensando en un nuevo rato de diversión mirándonos con los ojos bicolor con una expresión entre curiosidad y alegría.
El pronóstico de esa noche era frío intenso con nubes y claros...de verdad intenté mantenerme despierto, con la cámara y el trípode preparados. Salí al exterior brevemente durante varias veces pero la temperatura bajo cero me lo impidia. Me dispuse sentado en una silla frente a una pequeña ventana mirando hacia el exterior al cielo con gran ilusión pero las luces no aparecían en el cielo y el sueño empezó a afectarme.. conclusión, quedé dormido sentado en la silla hasta que la luz del amanecer me despertó. Esta vez no iba a ser posible.

Al día siguiente abandonamos con pena nuestra modesta cabaña en el lugar más auténtico que hemos podido vivir en Noruega, nos despedimos de los perros mientras les daban su ración de desayuno
y marchamos de nuevo hacia Tromsdalem, castigada en esos momentos por una gran tormenta de nieve y no era fácil la circulación,  me coloqué prudencialmente a unos metros detrás de un camión que habría el camino dado la falta de visibilidad que había ya en la entrada de Tromsø.
La ciudad parecía totalmente distinta a la que conocimos anteriormente, una gran capa de nieve cubría la isla por completo.

Recogimos las llaves de nuestro nuevo apartamento dejando el equipaje y devolvimos el coche en el que habíamos pasado tantas horas.
Paseamos con dificultad entre la nieve.. casi hacían falta crampones para andar por las calles.. no dejaba de nevar, era nuestra despedida..todo estaba más bonito, la ciudad a esas horas estaba en calma absoluta solo el crujido de nuestras pisadas sobre la nieve rompía ese silencio.
Los vehículos aparcados estaban cubiertos por completo y formaban extrañas figuras,

nuestra mirada como no se nos desviaba hacia el cielo, alguna estrella más brillante que nunca escapaba de las nubes y se asomaba curiosa entre los huecos de éstas. Una lástima no haber podido disfrutar de la presencia de auroras boreales, no siempre puede ser y sabíamos asumirlo.
No obstante estamos contentos de haber llenado nuestras mochilas con un millón de imágenes increíbles, lugares muy expectaculares, de una naturaleza vibrante, infinita, de un clima caprichoso, de unas experiencias inigualables...en uno de los países mas bellos del mundo..todavía no cerrado para nosotros...

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