Difícil elegir entre tantas ciudades famosas por sus mercadillos navideños..
Una desconocida Suiza para nosotros y los económicos precios de una conocida Low coast que enlaza la ciudad de Ginebra con Barcelona hasta en 4 trayectos diarios hace abaratar los precios de los billetes.
Aunque Suiza es famosa por sus altos precios y su alto nivel de vida, no hace que una visita de unos días pueda ser muy barata siguiendo unos sencillos pasos que relataré a continuación.
17 diciembre...
Un día claro y soleado en Barcelona precede a la oscuridad absoluta debido al temprano atardecer y a la densa capa nubosa que enmoquetaba el cielo de Ginebra. Curiosamente atravesarla resultó fácil.
Aterrizamos en un aeropuerto internacional de una sola terminal, desembarcamos y accedimos a una boca de entrada en forma circular que se encuentra junto a la pista de aterrizaje conectada por túneles subterráneos a la terminal.
Un frenético ir y venir de pasajeros indicaban las fechas señaladas de la Navidad. Cruzamos las cintas de recogida de maletas, allí junto a la puerta de salida se encuentra una máquina expendedora de billetes, no hay más que pulsar un botón, el billete da acceso tanto al autobús como al tren durante 80 minutos, tiempo suficiente para llegar al alojamiento.. Otra tarjeta sellada por el establecimiento nos dará derecho al transporte público gratis en la capital durante todos los días de nuestra estancia.
Salimos del aeropuerto, la fina lluvia que caía junto a las bajas temperaturas indicaban nieves no muy lejos de allí.
Nos dirigimos hacia la estación de tren ubicada a la izquierda de la salida, allí se encuentra también las paradas de autobús. Para llegar al centro ó estación de Cornavín, se puede utilizar las líneas 5 y 10 de autobús o tren cada 15 minutos.
Ginebra, segunda ciudad Suiza por habitantes situada entre el río Rodano y el lago Leman, rodeado de los altos picos de los Alpes y de territorio francés.
De origen celta, romano y a continuación germano antes de acabar en manos de los franceses, hacia el año 1815 la ciudad y su comarca o cantón se adesionó a Suiza.
De habla francesa es sede de multitud de importantes organizaciones europeas..
Nos dirigimos hacia el barrio antiguo, la que iba a ser nuestra zona favorita de Ginebra.
Sobre una colina se sitúa la Vielle ville, sus estrechas calles empedradas y tenuemente iluminadas de 2 milenios de antigüedad impregnados en ellas.
Repletas de tiendas de arte y antigüedades en los bajos de históricas casas.
Se podía respirar un ambiente de historia y misterio en el aire ayudado por una fina niebla que comenzaba a bajar y recorrer las calles poco a poco...echamos de menos unos candiles para iluminar nuestros propios pasos.
Unas losas funerarias antiquísimas reposaban de pie apoyadas sobre los muros de la entrada mudas ante el paso del tiempo. Interior bonito pero austero, recientemente utilizada para conciertos de música clásica.
La oscuridad, el silencio y la soledad en las calles hacía aparentar bien entrada la madrugada cuando unas campanas de varias iglesias cercanas nos despertaron del sueño medieval y volvimos a la realidad.. eran las 8 de la tarde.
Día 18 de Diciembre
La mañana amaneció de nuevo fría y nubosa, cogimos el tranvía solo para varias paradas. Nos apeamos en Plain Palais, una gran plaza en forma de rombo, ocupada por unas ferias poco visitadas por los ginebrinos, también por las mañanas puede verse un rastrillo con puestos de ropa, frutas y otros enseres.
Cruzamos el puente de Montblanc observando sorprendidos las cristalinas aguas del lago de aspecto perfectamente potable.
Eran las 15:00 puntualmente apareció encarando el comienzo de la estación central de Ginebra nuestro tren con destino a Nyon.
Tras sólo unos 30 minutos, el tren se detuvo..
Nyon, pequeña ciudad suiza capital del cantón de Vaud a orillas del lago Leman entre Ginebra y Lausana. Parte de su casco urbano es Romano y parte medieval como el castillo, elevado sobre una pequeña colina donde puede observarse desde cualquier ángulo. Museo, cárcel ahora utilizado para servicios a la comunidad.
Salimos de la pequeña estación y tomamos la primera calle en dirección al centro del municipio, allí unas casetas de madera ofrecían repostería hecha con los mejores chocolates del mundo, imposible evitar probarlos.
Día 19 de diciembre.
Me desperté temprano, me había dejado las cortinas abiertas y la luz de la mañana ya entraba en nuestra habitación, me levanté y observé por la ventana el ritmo frenético en la calle. Los Tranvías de ambos sentidos se cruzaban justo debajo de nuestra ventana emitiendo un suave traqueteo.
El hueco entre dos casas mostraba un parking de vehículos militares, me había llamado la atención un grupo de soldados que se dirigían hacia allí y en ese momento recordé algo que me habían contado unos días antes.. En Suiza existe el servicio militar obligatorio y no es una broma precisamente, aunque suiza es un país neutral. Se comienza en torno a los 18 o 19 años y se prolonga por un tiempo de más de 15 años en los que tienen que acudir al cuartel 2 semanas al año para entrenamiento militar. Se dice que se les entrega un fusil y lo guardan a buen recaudo en sus domicilios particulares. ( Aunque esto no lo tengo confirmado ) el resto del tiempo pueden seguir con sus vidas y en caso de movilización tendrían un ejército enorme y preparado.
Eran las 9:00 en la parada de autobuses del aeropuerto, observamos una vieja furgoneta naranja estacionada en una plaza de garaje..
Era nuestro transporte que había reservado por Internet, nuestra intención era cruzar la frontera a Francia y observar los picos más altos de los Alpes, desde la famosa localidad de Chamonix.
Poco más de hora y media nos costó llegar, el pronóstico era de leves precipitaciones y unos finos copos de nieve caían a nuestra llegada. El frío era intenso, el hielo aparecía en las zonas sombrías y la falta de nieve contrastaba con la parte superior de las montañas.
Una ventisca impedía el ascenso hasta su cumbre.
Las calles estaban estratégicamente adornadas con motivos y luces navideñas, la música atraía al personal hacia las calles más comerciales dónde se encuentran las mejores marcas en tiendas de deporte de alta montaña, un sueño para todo el amante del deporte blanco.
( parte de ella se divisa desde Chamonix ). El ascenso era lento pero seguro, los dientes de cremallera hacían su trabajo ganando la enorme pendiente, podíamos observar como Chamonix se hacía cada vez más pequeño. Un Íbice de los Alpes o cabra salvaje alpina apareció entre los abetos muy cerca del tren y desapareció en décimas de segundo..
Día 21 de diciembre
Ginebra
No podíamos marcharnos sin conocer el barrio donde se encuentran las Naciones Unidas y demás organizaciones gubernamentales como la ONU, sede de la Cruz Roja, OMS, Organización Mundial de la Salud, ACNUR, Naciones Unidas para los Refugiados, CERM, Centro Europeo de Investigación Nuclear y otros...
Si tú, como lector o viajero te interesa saber cuál es mi opinión en cuanto al país o si merece la pena su visita, debo decir que mi criterio es limitado por el tiempo y lo vivido.
No obstante, Suiza sigue siendo un país limpio y ordenado. De una gran belleza en sus poblaciones más pequeñas, privilegiadas por su naturaleza, rodeada de los Alpes, lagos y sus grandes masas verdes.
Su reputación le precede, la educación del suizo, su implicación con el medio ambiente. Ginebra es algo distinto, su multiculturalidad es evidente, una ciudad concebida para todo el mundo.
Desde luego hay que conocer Suiza, preferiblemente el interior del país, disfrutar de su naturaleza, sus montañas...coger teleféricos, trenes de cremallera, visitar castillos y abadías medievales, bañarse en sus lagos de aguas cristalinas..