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sábado, 1 de marzo de 2014

Un paseo por ESTOCOLMO.

En el descenso y aproximación del avión al aeropuerto de Estocolmo, podían observarse unas vistas increibles de los lagos e islas que forman el archipielago de la capital de Suecia.
El color verde me daba la bienvenida a este país Escandinavo. Dejé atrás el avión de aerolíneas Irlandesas entre un fuerte olor a queroseno que inpregnaba todo el aeropuerto de Kavsta. Cogí el autobús de la empresa Flygbussarna y en unos 30 minutos llegaba a T-Centralen..la estación de autobuses. Cogí mi inseparable mochila y trás coger el plano, me dirigí hacia el lago Mälaren.

en el mismo corazón de Estocolmo dónde tenía mi alojamiento, esta vez un Hostel en un barco amarrado en el muelle de Söder Malarstrand. Muy fácil de encontrar al ser de color rojo. The red boat Mälaren constaba de unas 12 habitaciones-camarotes de varios tamaños, baños compartidos, todos ellos sumergidos en el agua hasta casi hasta la altura de un ojo de buey en la parte alta de los camarotes, en la primera planta se encontraba el comedor-recepción-sala de estar. En popa y proa dos terrazas que invitaban a tomar el sol.
Trás hacer el registro y darme una buena ducha, salí a recorrer el muelle dónde los barcos anunciaban otros alojamientos y discotecas. Al final se encontraba una pequeña Isla, Längholmen. Se encontraba casi en el centro del lago. Varios caminos de tierra daban la entrada a multitud de casitas de madera pintadas de vistosos colores y cuidados jardines. El camino moría en un parque dónde podía disfrutarse de unas privilegiadas vistas de todo el horizonte y primera línea de la ciudad.
Estaba anocheciendo, el frío ya era intenso y las luces comenzaban a aparecer alrededor del lago. Me dispuse a buscar un lugar dónde cenar, mientras la curiosidad me llevaba al interior de las casas desprovistas de cortinas en sus indiscretas ventanas completamente vestidas de IKea.
Cual fué mi sorpresa cuando me crucé por casualidad un restaurante que se anunciaba con el nombre de "Bar tapas Las ramblas" entré, de español sólo tenía el nombre, reconozco que la comida me gustó y tras el postre me envalentoné y llamé a una de las camareras, me sirvieron un tradicional licor sueco de color negro en un vaso pequeño, me advirtieron pero me lo bebí de un trago, creí sentir mis pupilas dilatarsen y mis papilas gustativas quedaron abrasadas de inmediato pero recibí con una sonrisa la aprobación de otros clientes allí cenando.. 
Hacía las 3 de la madrugada me desperté la luz entraba por el ojo de buey, se había hecho de día. Aquí durante unos meses, la oscuridad de la noche dura pocas horas.
Tras desayunar en el bonito y algo recargado comedor del pequeño Hostel-barco crucé la pasarela y caminé hacia Gamla Stan, la zona más antigua
junto al lago de Strömmer dónde se encuentra el Palacio Real, todos los miércoles y sábados se hace un vistoso cambio de guardia en la Plaza de Armas y música de la banda militar durante dos horas.
Visité la isla de Diugarden, el parque de Skansen, dónde se encuentra el zoo, con fauna y flora nórdica, renos, osos pardos, lobos árticos y otros animales no en el mejor estado, además algo les hacia estar nerviosos.


De repente el cielo se nubló, empezó a rugir y caer una gran manta de agua que solo duró unos pocos minutos pero que lo anegó todo, era hora de salir de ayí...
En la isla contigua se encuentra el Museo Vasa, también el barco Ap Chapman, barco Escuela Militar sueco que se puede visitar, también muy recomendable visitar la estación de metro de la línea azul en Ostermalmstorgs, una auténtica obra de arte.

Un bonito y agradable paseo rodear la isla por la orilla, cruzando la Universidad, la Facultad de Arte, llegar a la parte norte, dónde hay una buena vista de el parque de atracciones gröna Lund Tivoli y el acuario.
Los siguientes días visité el Ayuntamiento, el Palacio dónde se conceden los Premios Nobel. Los barrios de Södermalm y norrmalastrand. El Ice Bar, el bar de hielo. (Reservar con antelación) Sobre todo pasear. Estocolmo es una ciudad para pasear sin prisas, admirar las vistas de la ciudad desde lo alto del puente Vasterbron, recorrer las orillas de sus lagos, hacerse el sueco y aprobechar de cada brizna de sol, muy valorado aquí.
Disfrutar de su gastronomia, las köttbullar, las famosas albóndigas cubiertas con salsa de carne, el salmón con salsa de enebro, arenques ahumados del Báltico.. el mejor lugar y más típico es el mercado de Saluha en Ostermalm en el corazón de Estocolmo.
Una ciudad muy europea y cosmopolita sin miedo a sus largas noches y helados inviernos.




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