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miércoles, 21 de octubre de 2015

JAPON II...NIKKO-KYOTO

NIKKO

Eran las 8:34 en la estación de Ueno cuando salíamos con nuestro Shinkansen Nasuno 253, el tren bala que nos llevaría a Utsunomiya, población dónde cambiaríamos de tren para ir a Nikko en la región de Kanto, 140 km al noroeste de Tokio.
Son trenes con los que se puede acceder con el abono JR pass, teníamos los asientos reservados pero hay opción de cogerlos sin reserva. Sólo hay que fijarse en las pantallas dónde salen reflejados los vagones que no necesitan reserva.
Eso sí, si no están ya ocupados.
Los Shinkansen son amplios limpios y muy rápidos, hasta 600 kilómetros por hora, la puntualidad es una de sus mayores ventajas en todo tipo de transportes en Japón. Tras hacer el trasbordo de trenes y ya en uno más tradicional, subíamos hacia las montañas con un suave traqueteo, por fín habían desaparecido las poblaciones y todo era vegetación y naturaleza a nuestro paso cosa que comenzamos agradecer.
Eran las 10:21 cuándo llegamos a este pueblo rodeado de montañas.
Una vieja estación nos daba la bienvenida, había un ambiente fresco y agradable..nos dirigímos hacia una pequeña pastelería artesana dónde unas amables viejecitos nos sirvieron café acompañado de unos bollos rellenos de algo dulce que aún hoy desconocemos con textura parecida a la mermelada.
Nos despedimos cariñosamente y caminamos por una amplia calle hacia los templos. Llegamos al precioso y sagrado puente Shinkyo sobre el río Daiya de frescas aguas turquesas, allí comienza el parque nacional de Nikko, Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO.
Comienzo de una subida sobre unos escalones de piedra franqueados por un pequeño riachuelo y rodeados de vegetación, allí en la altura de la montaña se emplazan varios templos y santuarios..
El más importante por su belleza y su historia es Toshogu Shrine,  santuario sintoísta construido en 1634, aunque conserva elementos budistas como una gran pagoda de cinco niveles.


Todo ello rodeado de un gran bosque de más de 13.000 cedros y dónde se dice que de la tierra sale humo debido a la actividad volcánica de la zona.
El precio de la entrada son 1.300 yenes y ojo porque cierran temprano a eso de las 17,00H

Bajamos hacia el pueblo y comimos en un típico restaurante japonés con paneles de madera, excelente comida casera y trato familiar.
Había que reponer fuerzas para continuar en busca de Kanmangafuchi Abbys, el abismo.. para mi gusto, uno de los lugares más bonitos de Nikko.
Se trata de una garganta en la montaña, un camino paralelo al río Daiya, en un paraje escondido dónde se encuentran una fila de figuras Jizzo, ataviadas con gorritos y un pequeño babero de color rojo observando bajar las bravas aguas a su paso.
Estas figuras tienen varios significados o leyendas, se dice que son protectores de los viajeros, que son ofrendas de madres que han perdido a sus hijos a temprana edad y las figuras son ofrendas a los dioses para que protejan sus pequeñas almas.
También se dice que por muchas veces que se cuenten nunca dan el mismo número porque se esconden del turista..
Este lugar escondido entre la salvaje naturaleza, es uno de los muchos rincones llenos de magia y misterio escondidos en este precioso enclave de obligada visita en Japón..
Esperábamos ya en la antigua estación, el viejo tren de la Nikko line, los cuervos nos vigilaban desde la distancia cómodamente apoyados en los raídos cables de la luz, algo los hizo volar de repente, era el silbido anunciador de la llegada de nuestro tren   mientras comenzaba a oscurecer,...

KYOTO

Amanecer lluvioso en la estación de Tokio,
Eran las 7:33 cuando abordamos el Shinkansen Ikari 503 con dirección a Kioto, la segunda ciudad de Japón, antigua capital, más tradicional, antigua y bella del país. Tras atravesar la prefectura de Saitama, lugar de nacimiento de alguien muy allegado a mí, dejamos la civilización atrás y comenzamos a atravesar valles y multitud de húmedos campos de arroz.
La lluvia y la niebla comenzó a hacerse más densa cuando una gran silueta anunciaba la imponente presencia del Monte Fuji a nuestra derecha. El monte volcánico más alto de Japón con sus 3.776 metros.
La velocidad del tren hacía secarse casi de inmediato la lluvia que mojaba las ventanillas.
Llegamos puntualmente a la estación de Kyoto, cientos de personas abandonaban ordenada y silenciosamente el tren. Se encaminaban hacia la salida, nos dirigimos hacia la oficina de turismo, en la primera planta junto a la puerta de salida de la estación. Allí se pueden adquirir mapas, información variada y nuestro objetivo, comprar unos abonos de autobús de un día por 500 yenes.
Salimos a la calle, una ténue una lluvia mojaba ligeramente el impermeable mientras nos dirigíamos hacia la parada 101- 205 del autobús de línea que nos llevaría hasta el Templo de Oro, nuestra ruta número 1 en la zona oeste de la ciudad.
Él 101 llegó primero a esta plaza dónde se cruzan casi todas las líneas de autobús de la ciudad. En unos 30 minutos bajamos en Kinkakuji michi, parada próxima al templo, uno de los más bellos de todo de Kioto..musgo, estanques, bambú y la incesante lluvia aunque algo molesta, le daba un toque romántico a este templo que contiene multitud de reliquias de Buda.
Un auténtico oasis, también llamado jardín de los ciervos, templo Zen de la secta Rinzai..
Esta vez tomamos a la carrera el autobús número 205, e hicimos el transbordo en la estación al número 100, para hacer nuestra ruta número 2 por la zona Este de la ciudad y cruzando el río Kómo, llegamos a la ultima parada. Ginkaku- Ji.
Allí había una leve cuesta dónde en su final, se encontraba el Templo de Plata, el templo de la Misericordia. Patrimonio de la Humanidad, es actualmente un templo Budista Zen emulando al Templo de Oro.
Tengo que admitir qué es uno de los lugares más bellos que he presenciado.
La paz, el silencio y el respeto de los visitantes cubría el ambiente mientras paseamos por sus increíbles jardines rodeando el templo.

Bajamos de nuevo por la calle repleta de puestecitos de artesanía, comida y nos llamó la atención uno dónde unos venerables ancianos cocinaban unos pinchos de apariencia y de extraña textura que probamos.
Continuamos ruta hacia nuestra segunda parada, el antiguo barrio de las Geishas.
Gión.. sus calles datan de más de 300 años, casas de té salpican sus empedradas calles que se elevan hacia un mismo destino, Yasaka shrine y su pagoda de 46 metros de altura y 5 pisos, la más antigua de Kioto.

Gíon tiene más de 80 casas de té donde diariamente trabajan Gueisas y sus aprendices Maiko, supuestamente son difíciles de ver. Se esconden de las cámaras de los turistas en un interminable juego. Nosotros tuvimos la fortuna de presenciarlas paseándose en carro por las calles de este mágico barrio anclado en el pasado.
Eran cantidad las jóvenes ataviadas con el tradicional kimono que paseaban sin rumbo fijo o quizá hacia Kiyomizu dera temple, un impresionante templo sobre la colina, donde dicen se observa la puesta de sol más bonita de Japón.
Este conjunto de templos budistas o templos del agua pura como asi se llama, otro patrimonio de la humanidad. Le viene su nombre por las cascadas que allí se encuentran y que bajan de las colinas.
Encontramos unos tatamis de madera cubiertos donde descalzarnos y tomar un descanso mientras observabavamos el atardecer en la ciudad desde lo alto del valle. El agua caía entre la vegetación desde lo alto..la humedad había formado durante siglos una gran jungla rodeando el templo.
Capturamos nuestras ultimas imagenes a través de las cámaras..ya oscurecía y nuestra mirada estaba ya puesta en la vuelta a la gran capital....

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